viernes, 14 de septiembre de 2012

El maestro Cassany de la lectura y escritura en internet

Fui malo. Lo sé. Puse a mis alumnos a leer primero a Nicholas Carr (2010) y ahorita a Cassany con la insana intención de que vieran las diferencias entre ambas formas de entender la lectura y lectura en internet.

No están, sin embargo, tan alejados. Ambos reconocen la complejidad que supone hoy día (quién sabe cuando ya tengamos un par de siglos de experiencia en la red) leer y escribir en la red. Por ejemplo, ambos destacan la cantidad de estímulos de diferentes modalidades sensoriales que nos atacan en la red. Para Carr, de hecho, leer en red se parece mucho a un juego de malabarismos del que nunca se descansa (clicar links, abrir, cerrar, minimizar páginas, atender a lo tipos y colores distintos de letras, a los fragmentos textuales, a las imágenes, sonidos, anuncios que asoman en todas partes). Cassany usa otra analogía: "acceder a internet se parece más a pasar un rato en una cafetería donde uno puede escuchar todo tipo de conversaciones [...] que a consultar los archivos de papel de una biblioteca" (2011, p. 217). En ambos casos la literacidad en la red demanda un sobreesfuerzo mental y representa una exigencia añadida a los procesos de lectura y escritura habituales en la cultura de la pluma y el papel.

Cassany, en su papel de maestro (se le nota el aula, jiji), sistematiza las causas de esa dificultad añadida:

Dificultades y características de la literacidad en internet
 (Cassany, 2011)


Pero ambos autores ven el fenómeno desde orillas distintas. Nicholas Carr viene del estudio de la lengua y literatura inglesa en Harvard (donde hizo el posgrado). Osea, otro "filólogo", entrenado en el amor a los clásicos y la superioridad de la cultura letrada (lo sé de buena tinta, pues soy uno de ellos). Además, hizo mundo en el campo del periodismo, lo que significa que tiene en su sangre un "Loret de Mola" irredimible, ya saben, ese gusto por el escándalo, la alarma social y la manipulación (já, ya querría el menso de Loret acercarse a la talla intelectual de Carr).

Cassany, sin embargo, es un pedagogo y eso le condena a preocuparse más por cómo enseñar a navegar en internet que por rasgarse las vestiduras. Además, es uno de los valedores en el ámbito hispano de la investigación en "literacidad" y, específicamente, en las prácticas de lectura y escritura de las nuevas generaciones en la red. Y ya saben, nadie escupe sobre su propio tejado, así que le interesa defender el hecho de que se trata de una cultura lectoescritora nueva que requiere de investigación y docencia. Osea, de tipos como él (y como yo, jijiji, que ando en los mismos rumbos).

Así que donde uno ve el apocalipsis de la cultura impresa y la pérdida de los valores asociados a ella (pensamiento crítico, desarrollo de la individualidad, conocimiento institucionalizado) otro ve el surgimiento de una nueva cultura digital, que consagraría los valores de la posmodernidad (descentralización, participación en red, inteligencia colectiva). Uno es un escritor periodista, el otro un investigador-pedagogo. Les separan, por tanto, las orillas desde las que escriben, aunque les iguala el mismo mar: su talento natural para el análisis y la argumentación y su amor al conocimiento. Su forma sencilla de ser geniales e inspiradores.

Referencias:

Carr, N. (2010). Superficiales. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? Madrid: Taurus, 2010, 125-176.

Cassany, D. (2011). La metamorfosis digital: cambios, ventajas y riesgos de leer y escribir en internet. En: Goldon, Kriscautzky y Perelman. Las TIC en la escuela, nuevas herramientas para viejos problemas. Barcelona: Oceáno Travesía, 217-236